En RBC – Rehabilitación Basada en la Comunidad, nuestro compromiso no se limita a un local o un espacio físico. Sabemos que la necesidad va más allá, por eso extendemos nuestras manos hacia las zonas rurales y de difícil acceso, llevando atención profesional, amor y esperanza a quienes más lo necesitan.
Actualmente realizamos un trabajo comunitario en Nueva Esperanza, Los Chuicas, Silahua de Frias y San Miguel de El Faique, donde brindamos atención en terapia física a personas que, en muchos casos, nunca antes habían recibido ningún tipo de asistencia en salud.
Lo primero que hacemos al llegar a estas comunidades es evaluar cuidadosamente a los pacientes, entendiendo su realidad y las limitaciones del entorno. Como no contamos con todas las facilidades que tenemos en nuestro centro, adaptamos nuestro trabajo a los espacios disponibles, las condiciones del terreno y los recursos locales. Es allí donde el verdadero espíritu de la Rehabilitación Basada en la Comunidad cobra vida: trabajar con lo que hay, con la comunidad misma, y por el bienestar de las personas.
Nos hemos encontrado con historias impactantes: personas que viajan desde caseríos aún más alejados para recibir una consulta; pacientes que por primera vez escuchan la palabra “fisioterapia” y sienten esperanza al saber que su dolor tiene tratamiento y su condición puede mejorar.
En cada comunidad, no solo llevamos salud, también sembramos dignidad, conocimiento y compañía. Porque nadie debería quedar fuera del acceso a una vida más plena.
“Defiende la causa del débil y del huérfano; haz justicia al afligido y al menesteroso.” – Salmo 82:3
Este es el corazón de RBC: servir, adaptarnos, y caminar con la comunidad para transformar vidas, una persona a la vez.
¿Te gustaría ser parte de esta misión? ¡Súmate como voluntario o colabora con nuestras campañas de apoyo comunitario!
Uno de los pilares fundamentales de la salud es la alimentación, y en muchas de las comunidades que visitamos, esta área es crítica. Nuestro equipo de nutrición evalúa el estado nutricional de niños, jóvenes y adultos, detectando casos de desnutrición o sobrepeso, y brindando orientación alimentaria adaptada a los recursos que tienen en sus hogares.
Más que solo dar recomendaciones, enseñamos a aprovechar los alimentos disponibles en la zona, promoviendo una alimentación saludable, equilibrada y sostenible. Así, sembramos conciencia en las familias y fortalecemos la prevención.
Ademas gracias al apoyo que recibimos de hermanos, lorgramos llevar suplementos alimenticios y alimentos no perecibles.
La salud bucal también es parte del bienestar. En muchas de estas zonas, nunca han recibido atención dental ni cuentan con cepillos o hábitos de higiene adecuados. Nuestro equipo de odontología realiza evaluaciones básicas, limpiezas dentales y charlas educativas sobre el cuidado dental.
Además, fomentamos prácticas diarias que pueden prevenir enfermedades a largo plazo. Una sonrisa sana es también una sonrisa digna.
El trabajo de enfermería en el campo es clave. En cada visita, nuestro equipo de enfermería realiza controles de signos vitales, atención a heridas, seguimiento de enfermedades crónicas, y da soporte en la educación sanitaria. Atendemos con cercanía y respeto, escuchando y orientando a cada persona en su necesidad particular.
En muchos casos, es la primera vez que estas personas reciben una atención directa de salud, por lo que también nos esforzamos en construir confianza y educar sobre prácticas de higiene, prevención y autocuidado.
Lo que hacemos en cada comunidad no es solo brindar servicios: es compartir amor, dignidad y cuidado, demostrando que todos merecen acceso a una vida más sana y plena.
“Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis.” – Mateo 25:35